Los cristales son parte indispensable dentro del apartado dedicado a la limpieza del coche, pero no solamente por cuestión de estética sino también por la seguridad. Ir con un parabrisas sucio, además de hacer más feo al coche, puede acabar con ciertos puntos de visión que pueden ser importantes para el conductor, con el consiguiente peligro que esto trae consigo.
Si contamos con un espacio adecuado y una manguera, lo primero que debemos hacer es subir todas las ventanillas y cerrar las puertas para después proceder a echar el agua a la presión que estimemos oportuna, aunque lo más normal será que utilicemos el tradicional cubo de agua y una esponja para quitar la suciedad que pueda estar adherida a los cristales y después de este paso procederemos a cambiar el agua y repetiremos la misma acción aunque en esta ocasión desde dentro.
Una vez hayamos quitado la máxima suciedad posible utilizaremos un líquido especial para limpieza de cristales de automóviles, el cual acabará rápidamente con cualquier atisbo de suciedad que se encuentre a su paso.
Aunque hay personas que dicen que los cristales se secan mucho mejor al sol, hay que decir que se equivocan porque si se hace así, los restos del agua dejarán pequeños cercos sobre el cristal y será como si apenas los hubiésemos lavado. Por tanto la mejor forma de secarlos es o bien con un trapo seco que no deje pelusilla o con algo tan tradicional como puede ser un papel de periódico, aunque lo preferible es el trapo.
Finalmente, si se desea se puede aplicar un producto especial a los cristales que crea una capa antiadherente y evita que la suciedad pueda adherirse fácilmente, pero lo mejor en estos casos, sobre todo si no se tiene demasiado tiempo, es dejar el coche en un centro especializado en el lavado de vehículos y por muy poco dinero tener los cristales completamente impolutos.
Los cristales son parte indispensable dentro del apartado dedicado a la limpieza del coche, pero no solamente por cuestión de estética sino también por la seguridad. Ir con un parabrisas sucio, además de hacer más feo al coche, puede acabar con ciertos puntos de visión que pueden ser importantes para el conductor, con el consiguiente peligro que esto trae consigo.
Si contamos con un espacio adecuado y una manguera, lo primero que debemos hacer es subir todas las ventanillas y cerrar las puertas para después proceder a echar el agua a la presión que estimemos oportuna, aunque lo más normal será que utilicemos el tradicional cubo de agua y una esponja para quitar la suciedad que pueda estar adherida a los cristales y después de este paso procederemos a cambiar el agua y repetiremos la misma acción aunque en esta ocasión desde dentro.
Una vez hayamos quitado la máxima suciedad posible utilizaremos un líquido especial para limpieza de cristales de automóviles, el cual acabará rápidamente con cualquier atisbo de suciedad que se encuentre a su paso.
Aunque hay personas que dicen que los cristales se secan mucho mejor al sol, hay que decir que se equivocan porque si se hace así, los restos del agua dejarán pequeños cercos sobre el cristal y será como si apenas los hubiésemos lavado. Por tanto la mejor forma de secarlos es o bien con un trapo seco que no deje pelusilla o con algo tan tradicional como puede ser un papel de periódico, aunque lo preferible es el trapo.
Finalmente, si se desea se puede aplicar un producto especial a los cristales que crea una capa antiadherente y evita que la suciedad pueda adherirse fácilmente, pero lo mejor en estos casos, sobre todo si no se tiene demasiado tiempo, es dejar el coche en un centro especializado en el lavado de vehículos y por muy poco dinero tener los cristales completamente impolutos.