El COVID-19 ha cambiado nuestra vida cotidiana y ha vuelto a poner el foco en la higiene y la limpieza. Vigilamos la higiene, pero en nuestros coches solemos dejarla de lado, a pesar de lo importante que es realizar una limpieza integral del vehículo. Todos tenemos necesidades que nos obligan a utilizar nuestros coches, incluso en esta época. Esto plantea la cuestión de si estamos a salvo de los virus y las bacterias cuando vamos al trabajo o a las tiendas. La respuesta es sí, pero al igual que las manos, la higiene es necesaria.
Numerosos estudios han demostrado que el coche no es definitivamente un lugar limpio.
El volante es el lugar más sucio del interior de un coche, una media de cuatro veces más sucia que el asiento de un váter público. Otros lugares donde acechan los gérmenes y las bacterias son las llaves, los tiradores y mandos de las puertas, los cinturones de seguridad, el control del volumen de la radio y la palanca de cambios. Tampoco hay que subestimar el sistema de aire acondicionado, donde la humedad y los espacios reducidos de sus conductos son un caldo de cultivo para el moho.
Por ello, las superficies que tocamos más a menudo son potencialmente peligrosas porque, además de gérmenes y bacterias, pueden albergar un virus, que podría entrar en nuestro cuerpo cuando las tocamos y nos tocamos los ojos, la nariz o la boca con la misma mano. La cuestión de cuánto tiempo puede resistir el coronavirus en una superficie (ya sea metálica, de plástico o de otro tipo) aún no tiene respuesta definitiva, algunos estudios hablan de horas, otros de días. Aunque la principal transmisión es de persona a persona, la limpieza e higiene de las superficies puede ser una herramienta de prevención adicional.
Por ello, es importante higienizar el interior para reducir al máximo el riesgo de infección. Esta actividad es importante para el conductor y sus pasajeros, pero también para quienes se suben al vehículo para realizar su trabajo.
La simple limpieza con un paño no es suficiente, es necesario combinar la acción química, la temperatura, el tiempo de contacto y la acción mecánica.
El COVID-19 ha cambiado nuestra vida cotidiana y ha vuelto a poner el foco en la higiene y la limpieza. Vigilamos la higiene, pero en nuestros coches solemos dejarla de lado, a pesar de lo importante que es realizar una limpieza integral del vehículo. Todos tenemos necesidades que nos obligan a utilizar nuestros coches, incluso en esta época. Esto plantea la cuestión de si estamos a salvo de los virus y las bacterias cuando vamos al trabajo o a las tiendas. La respuesta es sí, pero al igual que las manos, la higiene es necesaria.
Numerosos estudios han demostrado que el coche no es definitivamente un lugar limpio.
El volante es el lugar más sucio del interior de un coche, una media de cuatro veces más sucia que el asiento de un váter público. Otros lugares donde acechan los gérmenes y las bacterias son las llaves, los tiradores y mandos de las puertas, los cinturones de seguridad, el control del volumen de la radio y la palanca de cambios. Tampoco hay que subestimar el sistema de aire acondicionado, donde la humedad y los espacios reducidos de sus conductos son un caldo de cultivo para el moho.
Por ello, las superficies que tocamos más a menudo son potencialmente peligrosas porque, además de gérmenes y bacterias, pueden albergar un virus, que podría entrar en nuestro cuerpo cuando las tocamos y nos tocamos los ojos, la nariz o la boca con la misma mano. La cuestión de cuánto tiempo puede resistir el coronavirus en una superficie (ya sea metálica, de plástico o de otro tipo) aún no tiene respuesta definitiva, algunos estudios hablan de horas, otros de días. Aunque la principal transmisión es de persona a persona, la limpieza e higiene de las superficies puede ser una herramienta de prevención adicional.
Por ello, es importante higienizar el interior para reducir al máximo el riesgo de infección. Esta actividad es importante para el conductor y sus pasajeros, pero también para quienes se suben al vehículo para realizar su trabajo.
La simple limpieza con un paño no es suficiente, es necesario combinar la acción química, la temperatura, el tiempo de contacto y la acción mecánica.