Dentro de los varios servicios que ofrece una compañía de limpieza integral de coches se encuentran aquellos denominados como servicios especiales, que aunque también guardan relación con dejar el vehículo con el mejor aspecto posible, no tienen que ver con la limpieza. En este caso se trata de la reparación de abolladuras producidas por el granizo, las cuales, en muchos casos obligan al propietario del vehículo a llevarlo a un chapista para que saque la abolladura y posteriormente, en el peor de los casos, para un repintado de la zona afectada o incluso del coche entero dependiendo de la gravedad del caso, con el coste que esto supone.
Una de las técnicas más conocidas se conoce como de las varillas dado que se utilizan unas varillas especiales fabricadas en acero para quitar la abolladura. Se ejerce presión mediante el principio de palanca y se empuja desde el interior de la carrocería, siempre con una gran precisión, con lo que se evita cualquier daño no solo en la chapa sino también en la propia pintura del vehículo.
Entre sus ventajas destaca un menor tiempo de reparación que si se lleva al chapista, ahorro de pintado, mucho más asequible en cuanto a precio. Pero esta técnica también puede traer inconvenientes, dado que la pintura debe estar intacta y no se puede realizar el desabollado en zonas que cuenten con un estiramiento agudo de su propio material.
Otra de las técnicas utilizadas para acabar con las abolladuras provocadas por el granizo es mediante un adhesivo termofusible, con el que se utilizan las fuerzas de tracción para poder recomponer las abolladuras, sin que exista necesidad de pintar, en este caso, aunque esta técnica es efectiva, no lo es en tanto porcentaje como en la de las varillas y suele utilizarse para pequeñas abolladuras en la chapa.
Dentro de los varios servicios que ofrece una compañía de limpieza integral de coches se encuentran aquellos denominados como servicios especiales, que aunque también guardan relación con dejar el vehículo con el mejor aspecto posible, no tienen que ver con la limpieza. En este caso se trata de la reparación de abolladuras producidas por el granizo, las cuales, en muchos casos obligan al propietario del vehículo a llevarlo a un chapista para que saque la abolladura y posteriormente, en el peor de los casos, para un repintado de la zona afectada o incluso del coche entero dependiendo de la gravedad del caso, con el coste que esto supone.
Una de las técnicas más conocidas se conoce como de las varillas dado que se utilizan unas varillas especiales fabricadas en acero para quitar la abolladura. Se ejerce presión mediante el principio de palanca y se empuja desde el interior de la carrocería, siempre con una gran precisión, con lo que se evita cualquier daño no solo en la chapa sino también en la propia pintura del vehículo.
Entre sus ventajas destaca un menor tiempo de reparación que si se lleva al chapista, ahorro de pintado, mucho más asequible en cuanto a precio. Pero esta técnica también puede traer inconvenientes, dado que la pintura debe estar intacta y no se puede realizar el desabollado en zonas que cuenten con un estiramiento agudo de su propio material.
Otra de las técnicas utilizadas para acabar con las abolladuras provocadas por el granizo es mediante un adhesivo termofusible, con el que se utilizan las fuerzas de tracción para poder recomponer las abolladuras, sin que exista necesidad de pintar, en este caso, aunque esta técnica es efectiva, no lo es en tanto porcentaje como en la de las varillas y suele utilizarse para pequeñas abolladuras en la chapa.